viernes, 6 de junio de 2008

Reflexiones mañaneras: rutinarias



Casi nunca duermo bien.
Me muevo mucho, hablo, me despierto, duermo poco, el cuerpo me duele de estar acostada en
fin por una y mil razones, para mi dormir no es un gran placer.
No lo resiento ya me acostumbré. Sin embargo no deja de parecerme curioso que día tras día
alguien me pregunte:

¿Cómo amaneciste? Dormiste bien.

Las típicas respuestas masculladas: Si gracias, más o menos, mejor que ayer, más que anoche...y
todas las conjugaciones posibles.


La cama me gusta para todo....

pero prefiero otros sitios para dormir:

un butacón, el sofá, inclusive el asiento trasero del coche.

Últimamente he estado probando camas (sin albur).
Tal vez llegó el momento de cambiar la mía.

Mi cama es una muy alta.

Juan la construyó para mi.

Es de matilisguate.

Tiene patas largas y una pequeña escalera (dos peldaños).

La hizo así para protegerme de los monstruos

pero tal vez ahora los quiero

que suban a la cama conmigo y me acompañen.

No lo sé.

Dormir nunca ha sido lo mío.

No me gusta.

Usando un lugar común: dormir es como morir.

Es un poco perder el tiempo.

Dormir sólo lo necesario: cinco horas a lo sumo y como mucho seis los domingos.

Mi amigo Freud diría que no me gusta dormir porque doy rienda suelta al inconsciente.



Café mañanero obligatorio

después de escasas horas de sueño

tazón blanco en las manos

calentando las líneas del destino

sorbo y aspiro

sorbo y aspiro

cierro los ojos

sonrío

subo mis pies descalzos a la silla

otro sorbo y sonrío.


El baño, casi nunca una ducha.

Las duchas son rapiditas, de gimnasio...

sin gracia, abusivas... lo mio es la tina.

Me gusta que el agua me acoja no que me golpe.

Lástima que el tiempo apremie tanto.

4 comentarios:

Alan dijo...

Me gustaron mucho estos textos, yo también soy malísimo para dormir, casi no lo disfruto. Como máximo duermo 6 horas, si duermo más despierto de mal humor y sintiendo que perdí mi tiempo. Como diría Kiko: ¿qué cosas, no?

Alma Karla dijo...

Muy, muy bien. De estas poetas queremos.

Moniquita dijo...

A mí, en cambio, la cama me abraza tan fuerte y con tanta seguridad que hay días que quisiera poder hacerle caso y quedarme allí, quietecita, acurrucadita y pensando mil cosas... Conste que no duermo muy bien que digamos, pero sí puedo disfrutar la cama de mil formas (lamentablemente, también sin albur!!! jajaja). Si la vas a cambiar, yo te aconsejo que probés ANTES quitarle las patas... Yo así la tengo y es una maravilla! Hasta podés saltar sin problemas si un día de estos se te sale la niña que hay en ti!!! jajaja :o)

Chicaborges dijo...

Si eso del sueño reparador para mi es hata irónico.

Alma K. Gracias por pasar por acá. Espero que tu mamá siga mejor. Abrazos desde el sur...

No podría mutilar mi cama...pero si ya es tiempo de otra.