martes, 30 de septiembre de 2008

Antibióticos de tercera generación


Solo el nombrecito me hace sentir como si el bicho que me atacó fuera extrapoderoso y me tuviera a su merced (tarde para fingir que no es así). Desgraciados estreptococos y compañía.

Llevo fuera del ring cuatro días y la campana del último round sigue repiqueteando en mi cabeza. Tengo literamente la boca partida, el viernes era tipo Angelina Jolie con botox (calcule usted), las defensas bajas, morados abajo de los ojos y el cuerpo apaleado.


La pregunta obligatoria, cómo seguiste. La respuesta "saludable" (hay que terapearse) mejor gracias!!! Quejarse no sirve de nada cuando la gente que te atiende no esta en casa.

Me la he pasado sin ganas de jugar a la paciente y al doctor....enchamarrada hasta la nariz, tomando manzanilla en garrafas y aguantando la bomba atómica que es el súper antibiótico de tercera generación en la barriga.

Como diría un amigo lo bueno es que hay peligro de que se salve. Después de cada dosis de pastillas (que no es sólol el antibiótico) me digo Lorena lo que haces para alucinar con Dr. House.

Es hora de regresar a la camita y como dice Julito por el chat duermete lore, duermete ya que viene el estreptococo y te co....

lunes, 29 de septiembre de 2008

Paul Newman the one and only



Quotes frome the heavenly Paul in The Cat in a Hot Tin Roof 1958

Brick Pollitt: What is the victory of a cat on a hot tin roof?
Margaret "Maggie" Pollitt: Just
staying on it I guess, long as she can.

Margaret "Maggie" Pollitt: You know what I feel like? I feel all the time like a cat on a hot tin roof.
Brick Pollitt: Then jump off the roof, Maggie. Jump off it. Cats jump off roofs and land uninjured. Do it. Jump.
Margaret "Maggie" Pollitt: Jump where? Into what?
Brick Pollitt: Big Daddy... What is it that makes him so big? His big heart, his big belly, or his big money?

viernes, 26 de septiembre de 2008

Scheherezade leyendo a Machado



La princesita persa amaneció aburrida. El poeta ya no le hace ninguna gracia.
Desde su ventana ve un limonero bien cargado. Las ramas se vencen ante el peso de los frutos y las hojas lucen polvorientas. El sonido de la fuente no la calma, cierra los ojos y busca una ilusión, un recuerdo un sueño. Scheherezade no sueña ni recuerda. Suspira y su aliento cae entre las piedras de la fuente y el silencio del patio la devora. Más allá el muro blanco y más allá del muro un suave aroma. Una fragancia virgen de primavera que se cuela...entre las ramas y se mezcla con el cítrico ambiente que envuelve su habitación y se ha impregnado en sus labios. Los labios que besan amargamente al poeta. Esta aburrida y con el instinto de fuga en la piel. El reloj del pecho acompasa su corazón y de pronto se detiene. Pálida y cubierta de desdén vuelve al lecho...y lee las Soledades de Machado: ...Y era el Amor, como una roja llama..

Putos, putos corazones


De amores codependientes...


corazón...
Amo todo lo que duele en ti

pero no llores entre las sábanas


De tabaco..

forrados con besos de nicotina
que adormecen labios
llenos de humo
con olor a sexo ajeno
y de casa chica



De instántaneas

que capturan fracasos
sobrevalorados y hundidos
en románticos e incoclusos deseos


De tardes sin lluvia
agrietados y sedientos
expuestos a un sol
que no calienta y
los quema hasta fundirlos


de origamis
hechos con fino papel de china
de opacos colores y
suave textura
colgando de cielo de una habitación
desierta


de espejos
exactos, sin preconcepciones
ni lamentos
reflejando absurdamente
imágenes en paz



de idiotas

que vuelven a aullarle

a la luna en busca de perdón

rojos de violencia

lunes, 22 de septiembre de 2008

Se rompió la pita...


Desde que tengo unos quince años uso pulseras conmemorativas en mi mano derecha. Antes las intercalaba con un enorme reloj de hombre según todos (categorías siempre) y que yo adoraba. Dejó de caminar cuando murió papá. Desde entonces uso un reloj en el pecho y llevo diferentes cintas en la muñeca. Hasta el día de ayer eran siete:

1)una de piedras de colores con nudos intercalados que me recuerdan que las cosas pueden verse de diferentes formas y hay unos días donde las cosas aprietan más pero otros donde las cosas son más ligeras.

2)También llevo un escapulario con San Miguel Arcángel, la Virgen del Carmen (por supuesto), el Cristo Negro y la Virgen de Guadalupe. Santos clásicos y Santos tropicalizados una perfecta muestra del sincretismo que ha sido desde el inicio las tradiciones religiosas de esta tierra.

3)Tengo otra roja (pa el mal de ojo) que me pusieron para la exhibición de Vite Sánchez y conmemoran mi deseo por la buena salud/vibra.

4)otra azul que me recuerda la amistad y la necesidad de dar y recibir.

5)La única "típica" que tengo la compré el día en el que decidí dejar ciertas pastilla y vivir una vida normal...

6) una de cuero y bolitas de acero que adquirí para obligarme a ser un poco más ruda

y la última la número 7) era un regalo de una amiga española nos la dio a cuatro amigos: una vasca, un mexicano y una italiana, celebrando la multiculturalidad. La tuve por casi cinco años y hoy simplemente ya no estaba en mi muñeca. Se había convertido en un hilo muy, muy fino. Sentí un click y decidí que es tiempo de verlos así que voy a Guadalajara a finales de año y espero pronto reunirme con las otras tres al otro lado del Atlántico, en un territorio neutral y gozar de un frío invierno con cálidos amigos.


Qué deberíamos hacer cuándo algo se rompe, lo reparamos, lo tiramos, lo guardamos aunque no no nos sirva. Nos aferramos a eso (objeto, sentimiento, relación) y lo revivimos a toda costa. Cuál es el justo valor de algo...cuál es el precio que pagamos por tenerlo o dejarlo ir. ´

Porqué conmemora con pitas en mi mano derecha sucesos... por qué las creo eternas...

¿La siguiente será una pulseritas como las de la imagen? jaja.


miércoles, 17 de septiembre de 2008

No quiero ser parte de las estadísticas


Hace años conversando con un gringo residente me decía que en 30 años de vivir en Guate su hermano lo había visitado tan sólo una vez. Fue debut y despedida. No aguantó ni entendió la violencia, agresividad e inseguridad con la que se vivía. Desde entonces trata de convencerlo que se mude a Montana y en ciertas ocasiones hasta le ha dejado de hablar.


Cuando uno nace y crece en Guatemala se insensibiliza no creo que sea apatía posiblemente es un mecanismo del inconsciente para salvaguardarnos o permitirnos vivir...Mi infancia estuvo llena de golpes de estado, cateos, estado de sitios, primeras páginas llenas de muertos, secuestros, violencia en general, noticias sobre desaparecidos, etc. Sin embargo eso no me limitó... Aún hoy cuando viajo al altiplano por la costa (una de las rutas más peligrosas) no pienso en los delincuentes y violadores que las noticias señalan como habitantes impunes de esta carretera. Veo el paisaje, pienso en la aparente placidez de los poblados y pobladores, veo el atardecer y me emociona ver el lago.


Sin embargo de regreso a la ciudad me entero que le robaron su laptop a mi cuñado después de romper el vidrio del copiloto, mi hermano me llama que lo acaban de asaltar a él con su hijo de 9 meses y con cierto alivio dice menos mal sólo me robaron el celular, la billetera y el reloj es lo que más siento por que era regalo de mi papá, mi compañera de oficina cometió la estupidez de tirarle las llaves de su camioneta al ladrón arriesgándose a que la matara, mi otra compañera en plena gasolinera vio a un hombre encañonando a otro, a un amigo le robaron una pieza de su exhibición, el chofer de la camioneta le avisó a la señora de la limpieza que se bajara por que él último pasajero en subir era un ladró.... Quién puede digerir esto, quién puede irse a la cama y no tener pesadillas y pensar en el día que le toque ser parte de las estadísticas....


Rosario en mano, encomendada, con las velas que prende mi mamá por cada uno de sus retoños y a la calle keep walking...día a día.

La timidez duele



Según Wikipedia...la timidez es uno de los estados más complicados que afecta el universo de las relaciones personales en su normalidad. Se le considera una pauta comportamental limitadora del desenvolvimiento social de quienes la experimentan, en las diversas áreas de su realidad cotidiana


Nosotros, los tímidos, generalmente caminamos con las manos entre los bolsillos para que no se note el temblor, despacio, con cautela, sin hacer nada que atraiga la atención hacia nosotros. Caminamos un tanto encorvados por el peso de este poca virtuosa característica. Nos duele el cuerpo al finalizar el día porque hasta el más inusual músculo se ha tensado. En la soledad nos volvemos luminosos por que los nervios de tanta descarga han perdido gelatina y como en un corto circuito lanzan chispas.


Al entrar a un salón lleno de gente respiramos hondo y rogamos porque nuestro rostro no se tiña de de tinto o de amarillo. No sacamos de los bolsillos las manos y nos colgamos una sonrsita nerviosa en el rostro.


En general la pasamos mal por que tenemos que fingir sociales y nos sentimos mal por fracasar en nuestro intento. Encima piensan que somos bobos, antipáticos y hasta orgullosos; por qué tartamudeamos, no vemos a los ojos o desviamos la mirada.


La timidez no se va con la edad, de niña fui terriblemente vergonzosa, en la adolescencia todo esta permitido así que casi no se nota pero allí está y ahora, toda un adulto sigo sintiendo el corazón en la boca cada vez que me enfrento a un grupo. Más de tres personas aumentan exponencialmente mi incomodidad.

La timidez esta casi siempre conmigo, son pocas las ocasiones en la que me deja de doler. Lo he notado en ciertas ocasiones cuando leo, cuando viajo, cuando me encuentro rodeado de extraños o conocidos que no me invaden o intimidan. Pero son contadas las ocasiones en la que tiro la carga sin precipitarme con ella.

Así que si no interactúo, me subo a una mesa y bailo o simplemente digo en voz alta lo que pienso, no es por boba, ni antisocial u orgullosa es por timidez. Pero si me dan tiempo, si tiene el tino de esperar llego a ser hasta simpática...

sábado, 6 de septiembre de 2008

De un solitario reflector


Final...


Las náuseas matutinas casi acabaron conmigo. El maldito carnicero se convirtió en el héroe de la villa y yo en la irredimible. Salvada por el verdugo.

Desde mi tienda vi cómo levantaban la carpa. Ese día mi hijo empezó a inquietarse. Lo hizo aún más cuando el mago entró en mi tienda. Haciendo una reverencia se acercó y me pidió un sencillo botón negro, para su capa.

Me dieron un asiento especial por ser la única mujer de la villa que esperaba un hijo. En aquel lugar el amor era escaso.

Esa noche el mago pidió un voluntario para el acto de la caja y el serrucho. Sin pensarlo me ofrecí. Una ola de murmullos se desató en el circo: ¡está loca, quiera matar a su hijo! Debido a mi barriga anunció que tendría que afilar un poco el serrucho...Más murmullos....


El solitario reflector iluminaba mi vientre, de reojo pude ver el agua saliendo por las ranuras de la caja...

De Borges y Yo


...Suelo soñarme como el sueño de un dios menor que por aburrido o capricho en una noche creó. Necesitaba a alguien a quien querer... Otras veces me siento fruto de su frustración. Creada con el propósito de veneralo, de manipularme para cumplir sus deseos. En esos momentos ínfima y esclava de los designios de un malévolo, caprichoso y aburrido dios menor. Duermo sin soñar.


Y es allí cuando creo que no existe tal cosa como Borges y yo.
Es irónico creerme la imagen de un ciego incapaz de recordar su propio rostro....
Sin embargo, me hace feliz que somos al final cómplices de un mismo sueño...

viernes, 5 de septiembre de 2008

Cédula Atípica A- 17-21-17


Microrrelato Thriller/fantástico


Teresa estaba sentada, como todos los jueves, en la barra bebiendo lentamente de su copa de tinto. En aquel pequeño bar se sentía entre amigos, segura. No importaba si llegaba con medias de colores, o si se olvidaba de un zapato. Nadie lo notaba o por lo menos nadie le daba importancia. Sin embargo, aquel día llegó un extraño...Vestía camisa de colores, pantalones holgados, saco de corduroy roído y unas enormes gafas de marco negro. Se sentó en la barra junto a ella. En ese mismo instante Teresa sintió como su cuerpo se contraía. Todos sabían que le gustaba guardar la distancia y él estaba invadiendo su espacio. Tomó nerviosamente otro sorbo del tinto y empezó a jugar con el anillo en su mano. La vista fija en la barra, espalda recta y sonrisa fija. Una clara señal de la incomodidad que empezaba a sentir. Sus rodillas chocaban sutilmente entre sí mientras escuchaba al ciudadano A-1-14-9-2-1-12, así se presentó. Aunque ahora dudo que sea ese su verdadero nombre.

De cuando en cuando miraba a su alrededor, quería ver cómo se comportaban el resto de personas en el bar e imitarlos. Ella quería sentirse cómoda lucir como alguien "normal". Hombres y mujeres se veían cómodos así que ella trató de relajarse. Apenas eran las 9 y ella ya había bebido más de la mitad de su copa. Al cantinero le parecía raro pero Teresa lucía tranquila así que decidió mantener su distancia.


El ciudadano tenía el rostro rojo purpúreo, una gota densa de sudor grasiento resbalaba y salibaba de cuando en cuando. Teresa trataba de no verlo e ignorar sus palabras. ¿Qué edad tienes? ¿Te gustan los hombres o las mujeres? En ciertas ocasiones arrastraba la s final en las palabras o acentuaba una sílaba que no llevaba acento. Aquel tono de voz chocaba en sus oídos. Pero era incapaz de cerrarlos, apesar suyo seguía escuchándolo. Quiero conocer más de , dime qué te gusta, anda cuéntame. No quieres ir a mi auto, te gusta hacer el amor, te gusto, dime algo bonito, díme. Mientras decía esto el ciudadano movía con la mano izquierda un whiskey y con la otra manoseaba el interior de su entre pierna. Del otro lado alguien más se había sentado. Teresa se sentía entre dos muros que la aprisionaban y ella no podía moverse. El ciudadano entonces tocó su mano. Ella la retiró. No seas tímida, estaba viendo tu mano. Sabes yo dibujo. No te gustaría que te dibujara desnuda. Si tu me dices algo lindo yo te dibujo.


El ciudadano era un artista de renombre, así se lo hizo saber; antes que sonara su celular. Es mi suegra dijo, se levantó y caminó hacia la esquina. Teresa tomó lo que restaba de su copa y escribió en una servilleta de papel SOS. Esperaba que el cantinero lo viera. Ella seguía sin poder moverse, ni siquiera podía hablar. Lo único que alcanzó a escribir fue aquella nota de auxilio. Él estaba a punto de volver. Ella sentía como las venas de su sien palpitaban, era una clara señal que su límite estaba a punto de ser superado. Respiró tratando de evitar convertirse en la Teresa que no mostraba a nadie y permanecía oculta tras la apariencia impertubable. De pronto el ciudadano se acercó para atrás y le dijo me gustan calladitas, luego son las que más gritan.


Sintió como la ira incrementaba su fuerza, el cantinero trató de detenerla pero fue muy tarde. Teresa tomó de la parte de abajo del bar una bella pistola aún sin usar y disparó. El ciudadano salió en una bolsa negra etiquetada. La mente de Teresa volvió al pequeño bar, sus rodillas seguían chocando entre sí y el hombre de camisa vistosa y saco de corduroy roído se había quedado dormido en la barra.


Teresa alisó su falda, pagó su copa de vino y se marchó a casa antes que el encanto de la noche se acabara. Quería llegar a casa y pulir la hoja de su katana mientras comía de un tarro de helado de chocolate amargo.



martes, 2 de septiembre de 2008

Aunque Barthes no lo supo escribió para mí


y Julio fue el mensajero. Lorenita, acabo de leer tu post y me acordé de un texto de barthes que aparece en "Fragmentos de un discurso amoroso", te lo copio acá, ojalá te sirva de algo. Gracias Julito hoy no amencí tomando ausencia.

Hoy uno de septiembre, abro los ojos y mi computadora titila YOU GOT A MESSAGE. No espero nada urgente pero la curiosidad me hace ir al escritorio el subject dice: Sobre el olivdo y esos males. A continuación algunos de los fragmentos

La ausencia amorosa va solamente en un sentido y no puede suponerse sino a partir de quien se queda -y no de quien parte-: yo, siempre presente, no se constituye más que ante tú, siempre ausente.

A veces ocurre que soporto bien la ausencia. Estoy entonces "normal": me ajusto a la manera en que "todo el mundo" soporta la partida de una "persona querida"; obedezco con eficacia al adiestramiento por el cual se me ha dado muy temprano el hábito de estar separado de mi madre.


Soy irregularmente infiel. Es la condición de mi supervivencia; si no olvidara, moriría. El enamorado que no olvida a veces, muere por exceso, fatiga y tensión de memorias.
Dirijo sin cesar al ausente el discurso de su ausencia; situación en suma inaudita; el otro está ausente como referente, presente como alocutor. De esta distosión singular, nace una suerte de pesente insostenible; estoy atrapado entre dos tiempos, el tiempo de la referencia y el tiempo de la alocución: has partido (de ello me quejo), estás ahí (puesto que me dirijo a tí). Sé entonces lo que es el presente, ese tiempo difícil: un mero fragmento de angustia.


La ausencia dura, me es necesario soportarla. Voy pues a manipularla: transformar la distorsión del tiempo en vaivén, producir ritmo, abrir la escena del lenguaje.

La ausencia se convierte en una práctica activa, en un ajetreo (que me impide hacer cualquier otra cosa); en él se crea una ficción de múltiples funciones (dudas, reproches, deseos, melancolías). Esta escenificación lingüística aleja la muerte del otro....

"Manipular la ausencia es aplazar este momento, retardar tanto tiempo como sea posible el instante en que el otro podría caer descarnadamente de la ausencia a la muerte."

Me gusta eso de ser regularmente infiel...