I
Ya nadie permanece con los pies secos.
II
Decidió vivir sin tedio
y verse distinta de sí misma
III
Vagamente se entristeció
con una nostalgia insuficiente
tornándose doblemente triste
IV
Sus pasos sonaban
como cuando caen hojas muertas
al suelo húmedo
una lluviosa mañana de julio
V
Convertida en grumo
forrada de cenizas
me desmoroné
y fui dispersada por el cálido viento del verano
al atardecer
VI
Sumergida en un aire pesado
ardiendo de ira
era tan vulnerable
como la primera escarcha de invierno
ante un indiscreto rayo
VII
En busca de un Dios exterior
terminó por endiosarse a sí misma
y desde el altar
rodó hasta el suelo
VIII
Su cobardía era tibia
igual que el afecto
resignado y mudo
saliendo por sus labios
IX
Absolución
palabra larga y sin sentido
que cae sobre los eternos
días sin Dios
acumulando acusación y culpa
X
Pedir perdón
y hallar en la gracia
una insoportable
resignación dulce y heroica
es el mayor castigo
XI
Recobré la ventana
y bebí las gotas
que se confundían con la lluvia
y caían sobre el cristal
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