lunes, 19 de mayo de 2008

Sin nombre




Para Semana Santa estuve el Viernes Santo en la zona 1 desde que tengo unos 15 años mi mejor amiga nos invita a hacer una alfombra frente a su casa, hoy convertida en la Casa de los Nazarenos.
Deambulando por las calles aledañas mientras veía las decoraciones, alfombras y compraba todo tipo de comida en la calle me encontré a estos dos hombres que me impresionaron. Ambos en los cuasi extremos de la edad adulta: iniciando y terminando.

El primero (el de las granizadas) no me dijo su nombre aunque lo pregunte. Simplemente se dedicó a contarme su vida haciendo granizadas. Empezó a los 6 y ahora tenía 23. Como fui su primera clienta me dió la bendición. Yo a los seis ya sabía leer y escribir, estaba en el colegio soñando...No puedo imaginarme en la calle trabajando. Es duro darse cuenta que a los 23 años ya se es todo todo un veterano sin muchas expectativas de crecimiento (desde mi punto de vista occidental, ambicioso, neoliberal, capitalista).

Al segundo no le pregunté su nombre, apenas oía y hablaba. Sólo me dijo que caminaba alli todos los días por la mañana antes que el sol fuera muy fuerte... no pude preguntarle más. Se alejó a paso pausado pero con decisión. ¿A dónde iría?

2 comentarios:

Duffboy dijo...

Me gusta la mochila (escolar de Alfa Super y Aspirina para niños) Tigo del viejito. Si le gustó tanto como a mí, mi yo irónico apuesta a que fue por otra, para tenerla de repuesto ;)

Chicaborges dijo...

Él era como un personaje del Principito como el farolero que enciende y apaga la luz sin saber por qué algo así era este señor caminaba y caminaba. Pero me gustaría pensar que fue por otra mochila.