viernes, 30 de mayo de 2008

Dulce María Loynaz

Para ti lo infinito...


Concí la poesía de DML hoy hace 9 años. Me la presentó mi alma gemela de aquella época. Fue tanto lo que me gustó que se quedó grabado. El susodicho en cuestión siempre tuvo el buen tino de encontrar autores y obras que se quedaban en mi. Uno de sus mejores legados sin duda fueron sus libros...
Amanecí con el verso anterior dándome vueltas en la cabeza. Me levanté a buscar uno de sus libros y no lo encontré. Tal vez lo tengo en lo que yo llamo mi caja de pandora. Un lugar similar al Aleph donde se encuentran cosas de todos los tiempos, de diferentes personas, por lo general que ya no están en mi vida.

En fin... Dulce María Loynaz nació en Cuba en 1904 y murió en la Isla en el 1997.
Escribió incialmente sus poemas en el periódico habanero La Razón, entre 1920 y 1938. Entre sus obras están Juegos de agua (1947), Jardín(1951), Cartas de amor a Tutankhamon (1953), y en 1958, Poemas sin nombre y Verano en Tenerife, este último un libro de viajes.
Sus últimas publicaciones fueron Poemas escogidos, de 1985, Bestiarium y La novia de Lázaro, ambos de 1991.
Recibió los premios: Cervantes 1992, la Cruz de Alfonzo X el sabio y el Premio Isabel la Católicade periodismo. En Cuba recibió la orden cultural Félix Varela y el Premio Nacional de literatura.
Este es su poema más breve... donde algunos dicen encontró todas sus respuestas
¿Y esa luz?
-Es tu sombra…



Algunos de mis favoritos...

La tristeza pequeña
Esta tristeza pequeña
que podría guardarse en un pañuelo...
Esta tristeza que podría echar
con las flores marchitas.
Que podría llevársela volando
el viento.
Y que no vuela.
Y que no se echa.
¡Y que no cabe ya en mí toda!...


Desprendimiento
Dulzura de sentirse cada vez más lejano.
Más lejano y más vago...
Sin saber si es porque
las cosas se van yendo o es uno el que se va.
Dulzura del olvido como un rocío leve
cayendo en la tiniebla...
Dulzura de sentirse
limpio de toda cosa.
Dulzura de elevarse
y ser cómo la estrella inaccesible y alta,
alumbrando en silencio...
¡En silencio, Dios mío!...


Eternidad
Para ti lo infinito
o nada;
lo inmortal o ésta muda tristeza que no comprenderás...
La tristeza sin nombre
de no tener que dar
o quien lleva en la frente algo de eternidad...
Deja, deja el jardín... no toques el rosal:
Las cosas que se mueren no se deben tocar

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