sábado, 6 de septiembre de 2008

De un solitario reflector


Final...


Las náuseas matutinas casi acabaron conmigo. El maldito carnicero se convirtió en el héroe de la villa y yo en la irredimible. Salvada por el verdugo.

Desde mi tienda vi cómo levantaban la carpa. Ese día mi hijo empezó a inquietarse. Lo hizo aún más cuando el mago entró en mi tienda. Haciendo una reverencia se acercó y me pidió un sencillo botón negro, para su capa.

Me dieron un asiento especial por ser la única mujer de la villa que esperaba un hijo. En aquel lugar el amor era escaso.

Esa noche el mago pidió un voluntario para el acto de la caja y el serrucho. Sin pensarlo me ofrecí. Una ola de murmullos se desató en el circo: ¡está loca, quiera matar a su hijo! Debido a mi barriga anunció que tendría que afilar un poco el serrucho...Más murmullos....


El solitario reflector iluminaba mi vientre, de reojo pude ver el agua saliendo por las ranuras de la caja...

4 comentarios:

Gabriel Woltke dijo...

mi mente vuelve a la idea de los niños sin nacer...

abrazos.

Julio Serrano Echeverría dijo...

Q lujo lores, q lujo, maliada, maliada, maliada, como debe de ser!!

hell yeah!!!

abrazote

Moniquita dijo...

Harsh... Brilliantly harsh Lore! :o)

Chicaborges dijo...

GW: increíble la nueva serie de poemas!

Julito: just warming up. jaja.

Moniquita: Gracias el cuento entero está en desnudo reposo!! Ya me contaras. Abrazos. L.