martes, 19 de agosto de 2008

Extractos de un cuento bien viejo pero vigente


El Rey Burgués de Darío (fragmentos)

A tono con el post de Javier, otro de , Alma Karla , el comentario de Alan y una charla con Julito sobre un poema suyo.
Me recordé del maravilloso cuento de Azul donde Darío canta la desgracia del poeta (artista) frente a una época, sociedad e inclusive círculo familiar o amigo que no lo entiende y lo exhibe.

Sólo vean la ironía con la que empieza: Un cuento alegre... así como para distraer las brumosas y grises melancolías, helo aquí:


Un día le llevaron una rara especie de hombre ante su trono ....
-¿Qué es eso? -preguntó.
-Señor, es un poeta.
El rey tenía cisnes en el estanque, canarios, gorriones, censotes en la pajarera: un poeta era algo nuevo y extraño.

Ya ante el Rey el poeta hambriento dice

-Señor, ha tiempo que yo canto el verbo del porvenir. He tendido mis alas al huracán... He abandonado la inspiración de la ciudad malsana, la alcoba llena de perfumes, la musa de carne que llena el alma de pequeñez.... He roto el arpa adulona de las cuerdas débiles, contra las copas de Bohemia y las jarras donde espumea el vino que embriaga sin dar fortaleza;...


He acariciado a la gran naturaleza, y he buscado al calor del ideal, el verso que está en el astro en el fondo del cielo...¡Oh, la Poesía!

El rey interrumpió:
-Ya habéis oído. ¿Qué hacer?
Y un filósofo al uso:
-Si lo permitís, señor, puede ganarse la comida con una caja de música; podemos colocarle en el jardín, cerca de los cisnes, para cuando os paseéis.
-Sí, -dijo el rey,- y dirigiéndose al poeta:
-Daréis vueltas a un manubrio. Cerraréis la boca. Haréis sonar una caja de música que toca valses, cuadrillas y galopas, como no prefiráis moriros de hambre. Pieza de música por pedazo de pan. Nada de jerigonzas, ni de ideales. Id.


Y desde aquel día pudo verse a la orilla del estanque de los cisnes, al poeta hambriento que daba vueltas al manubrio: tiririrín, tiririrín... ¡avergonzado a las miradas del gran sol! ¿Pasaba el rey por las cercanías? ¡Tiririrín, tiririrín...! ¿Había que llenar el estómago?

Nadie dijo que sería fácil pero el arte es vital e inevitable. Hay que crear y regocijarse.

1 comentario:

Alma Karla dijo...

Queridísima Lorena:
Gracias por este recordatorio de "El rey burgués", un cuento que adoro y siempre me pone a pensar que sí, un poeta es algo nuevo y extraño. Razón de más para sentirnos felices. Argumento de oro (pero del modernista)para no perder la pasión por el arte. Imaginemos que nuestro corazón es una caja música, que logramos penar con alegría. Reiventémonos como adiostarras que sí saben decir "hola".