Paul Auster, me robó el título en 1980. Su libro está escrito en dos partes. En la primera "el hombre invisible, el narrador reflexiona su relación con su padre luego que este fallece. En la segunda: "el libro de la memoria" lo hace sobre él y su papel de padre. La historia principal está mezclada con su idea y pasión sobre literatura y con la soledad.
Hace poco fui a ver una bella pieza de Kazia Orantes donde participaba mi querida amiga: Melissa Allmant. La cual merece un post para si sola. Las primeras frases en la danza teatro eran acerca de la soledad y la desolación. Las mujeres hacían movimientos simbolizando ambas, sus ojos, pies, manos, extremidades hablaban por sí solos.
Hoy, mientras mi doctor ponía agujas sobre mi cuerpo y trataba de convencerme que abriera alguna de las puertas que están bajo diez candados, una aldaba y de desactivar el sensor de movimiento; me preguntaba cómo me sentía. Empecé diciéndole que la gente me abrumaba, cuestionó si era su comportamiento, su voz, su cercanía etc... Me costó encontrar una respuesta. Se me ocurrió decirle que en algunos casos era la voz, en otros el comportamiento, y en otros simplemente aborrecía su cercanía. Cada vez soy más selectiva le dije... río y me dijo eso es bueno pero no se vuelva una isla o un nudo. La convivencia es parte de ser y usted primero que todo ES.
Apagó la luz y me dejó con eso... para distraerme de mi misma y mi ser tomé un Ipod recientemente prestado y escuché la única canción grabada en el. No sé cuántas veces la oí. Era una una canción "sorpresa" que me dio un amigo. Un querido amigo que no sólo me da chocolates cuando hay frío, sino comparte un helado imaginario en una tarde de domingo o simplemente sabe capturar en una foto mi otro yo y resaltarlo sin perder mi esencia. La canción empezaba:
Que buena es Lorena cuando quiere pero cuesta mucho verla sonreír. Lorena es todas o ningunao puede ser alguna para mí.
El final un poco más perturbador: Pudimos alcanzar el infinito perdido entre las manos de Lorena. Queremos decirte que te vemos en el sol, en la mesa, en el reflejo.No dejes que tu ángel te abandone, Lorena es más fácil volar con el.
Por primera vez me hizo sentido ese nombre de que llevo enmedio de dos con más significado. Al fin tuvo razón de ser el el nombre que escogieron mis padres sin razón aparente. El código se había roto. No recibo muchas sorpresas y está ha sido la "del año"... Todo como dice Julito va cayendo en su lugar y uno empieza a armar el rompecabezas.
Pasé varios meses deseando algo que no llegaba, aferrándome al recuerdo de una caricia furtiva o la sensación de la posibilidad, de la cercanía. Esto en muchos ámbitos por que no sólo en el amor hay caricias o en la pasión cercanía. Hay intensidad y emoción hasta en el más mínimo gesto o pensamiento. Este post es como una gran divagación por que los sentimientos son muchos y mis palabras quisieran ser un puente de música que une los silencios... y no logro tañir una sola nota.
Necesito que la soledad del momento cuando por fin salgo del laberinto no se vuelva desolación y me haga volver en busca del bello pero mítico minotauro. El desierto es el laberinto más complejo decía Borges, mi ciego tenía razón. Es tan vasto, brillante y sobre todo tan lleno de espejismos. Cuando crees que está por llegar al oasis te encuentras con más dunas que franquear.
No estoy triste, sólo agotada. Mi brújula apunta a otra dirección, estoy reorientándome. Sin embargo a mi lado siguen aún las mil y una noches y un principito que dialoga con borrachos, cuenta estrellas, rosas que parecen ser únicas pero realmente son tan comunes, tan comunes que no puedes dejar de verlas.
Este mes he recibido grandes regalos y sobre todo el poder recordar qué es amar en su más amplio sentido. Mi soledad no es desolación, no hay cicatrices, es más bien un ars poética dónde copiando a Auster: It was. It will never be again... esto con el propósito de seguir contando historias que conduzcan a diferentes finales o sean un neverending story.
Gracias a mis amigos de ayer, manaña y siempre.
Brindo por los helados, las copas de tinto, los libros, los ciegos, los poemas, los extrarrestres, por el ruido, por los principitos, por las posibilidades, por las tardes calurosas y por los días de lluvia. Brindo por los febreros, los mayos, los octubres, por las caminatas sin rumbo, por los sueños y las pesadillas. Brindo en fin por SER... y no morir en el intento.