lunes, 31 de diciembre de 2007

Yo no olvido el año viejo


Por que realmente me ha dejado cosas muy buenas. Buenos libros, buenos cuentos, buenos cuates, sobrinos, por fin un trabajo bien remunerado, viajes, salud, importantísimo amor y más de un alguito.

Para los que están lejos abrazos y besos ciberespaciales, para los que están por estas tierras espero dárselos personalmente.


El 2008 pinta bien, más planes y más días para crear y que compartir.


Y en el reloj de antaño como de año en año...cinco minutos más para la cuenta atrás.
Hacemos el balance de lo bueno y malo...cinco minutos antes de la cuenta atrás.

jueves, 20 de diciembre de 2007

Natividad


Esta es la tercera vez que trato de escribir este post y no sé por que razón se desaparece!!! Pero como soy necia corre y va de nuevo.

He intentado escribir que me encanta esta época a pesar que siempre estoy enferma, hace unos años estuve con un espasmo en la espalda que no me permitía moverme por su puesto luego me inyectaron y todo fue maravilloso, la pero tal vez fue cuando a los nueve tuve varicela y mientras todos jugaban yo permanecía aislada para no contagiar a nadie. Lo usual es que este con algún resabio de asma, bronquitis, infección en la garganta o alguna afección psicológica-emocional. Sin embargo me encanta.


Mi casa se viste de fiesta y religiosidad. La corona de adviento y las luces que marcan el camino, los villancicos cantados por judíos (vaya ironía), hacer en familia el nacimiento aunque todos seamos alérgicos al musgo y al aserrín, disfrutamos ir poniendo las piezas, hacer el lago, poner las montañitas etc. De la comida ni se habla cocinar de tooodo: tamales de maíz y arroz, paches, manzanilla en miel, turrones, galletas, ponche de frutas, blanco, en fin la cosa es comer y compartir. Así cuando nos visitan atiborramos a nuestros amigos y familiares mientras recordamos momentos de nuestra niñez o nos ponemos al día.


Los valientes, como yo los llamo, llevan pascuas a quienes ya no están con nosotros. Yo, una cobarde total y absoluta me quedo a la puerta del cementerio rezando y recordando sobre todo a mi papá a quien no dejo de pensar. Siento un pequeño vacío en el corazón y luego vuelve a llenarse de todo lo bueno y lo malo que vivimos juntos. Llego a casa y prendo una vela por él lo que me recuerda que la luz que irradió en mi vida.


En misa los sacerdotes se ponen más inspirados y transmiten la alegría de la preparación para el nacimiento de Jesús que para todo creyente marca la era de la caridad, el amor por el amor. Es el momento para recordar las virtudes básicas: fe, esperanza y caridad. Por ratos me parece como una droga colectiva que nos hace olvidar que alguien está titiritando del frío o que muchos no sonreirán como lo hacemos nosotros. Y seguramente hablo bien de la Navidad por que tengo techo, comida, amigos, amor... Por eso lo disfruto aún más porque soy de esas personas afortunadas en tener tanta calidez en mi vida y me siento profundamente agradecida y en la medida que puedo trato de expandirla a quienes tengo cerca.


Compartir el gozo, las sonrisas, la plata, la comida, el abrigo... todo lo que se pueda. Aprender a gozar de lo bueno y de lo malo. Porque no siempre son buenos los tiempos. Por esto estos días como un pequeño oasis, el nacimiento de una esperanza. Alguien me dijo hace poco que la religiosidad se basa en la insatisfecho terrenal, creemos que por lo menos en el más allá tendremos la vida que queremos, merecemos o esperamos. Sus palabras me repiquetean y por ratos siento que tiene razón. Sin embargo, yo siento que mi vida terrenal es buena pero que sin mi fe estaría perdida. La fe es tal vez algo que ya no funcione para muchos en esta época inclusive es algo cuestionable y hasta reprochable. Para mí es algo vital y arraigado.


No soy buena abrazando, mucho menos diciéndole a la gente que la quiero así que aprovecho amparada bajo el blog para desearles a todos muchas bendiciones, pequeños momentos de alegría y paz. Muchos libros, muchas lecturas, muchas palabras, mucha capacidad de soñar, sonreír y sobre todo sortear los próximos obstáculos de la mejor forma posible.


Gracias a todos por hacer mi vida más fácil, agradable, llevadera y más plena.


Noche de Paz, noche de amor Todos duermen en derredor entre los astros que esparcen su luz,bella anunciando al niñito Jesús.brilla la estrella de paz,brilla la estrella de paz


lunes, 17 de diciembre de 2007

Espantaperros



Existe una Torre de Espantaperros en Badajoz que servía de atalaya para avisar las incursiones del enemigo o bien para infundir un sentimiento de protección a los pobladores, también hay un pequeño bar en Ávila donde en una noche de verano tuve una epifanía (después de dos tintos, poco neceisto). Fue así como surgió la idea de crear una editorial y llamarala "Espantaperros". La criatura que ha pasado ya un par de años enquistada. Tal vez este 2008 tenga las condiciones propicias que la hagan despertar, aún no lo sé.


Al parecer la Torre de Espantaperros estuvo en la ruta de aquel caballero de la triste figura...cuyas hazañas han trascendido siglos, no tomé el nombre de allí sino del pequeño bar que esta en Ávila pero también tiene que ver de alguna forma con aquella cita que se le achaca al hidalgo de "Dejad que los perros ladren porque es señal de que vamos cabalgando (avanzando)"


Me gusta pensar que la dosis de locura es indispensable para vencer obstáculos: gigantes, enanos, cuestiones de dinero, salud, temores etc y que así como dice Alan montarse al tractor esquivar los machetazos o bien como dice Julito ser un engranaje de la maquinaria.


En fin espantperros puede que este despertando de su letargo...

martes, 11 de diciembre de 2007

22/33

XII

La luz cambia
Ilumina, quema, crece
gradualmente
hasta detenerse.
Con la luz, se detienen
las ondas del mar
dejan de chocar entre sí
de desgastar la roca
y dejan de lavar mis restos
esparcidos por la arena

XIII
Testigos
perdidos en el horizonte
Ojos claros
completamente ausentes
Transparentes
de voraz fiereza
Suspendidos, desencajados, inertes


XIV

Se reanuda el movimiento
Las olas nos mecen
La mirada azul se aparta
De la que esta lejana
Titubeante
Andando con pasos lentos


XV

La calma nos conquista
No hay viento
La noche vacía,
La playa infinita
Y un cielo sin estrellas
Que nos devora.

XVI

En la perpetua noche
Un roer sordo e incesante
De extensión ilimitada
Crece en las entrañas
En tus entrañas
En mis entrañas
XVII

Sigo empotrada en la arena
Vencida por el dolor.
No vengas
No regreses
No regreses

XVIII

La nausea ha vuelto
Y las miradas están puestas en mi vientre
El oleaje crece, crece, crece
La madre mar bramará
Hasta que mis ojos se sequen
O se conviertan en sal.


XIX

La luz desciende
Mi cuerpo se ha hecho sombra
Y pronto ser hará oscuridad.

XX

Sus latidos no llegaron a penetrar
Mi Vientre sin perla
Completamente sola frente a la mar
Caminando de frente.

XXI

Silencio, muerte, silencio
Callo
Él calla
Recogemos el silencio con los ojos

XXII

Mi cuerpo
coral fundido con granos de sal y de arena
invadido por las olas
arrastrado hasta el azul profundo.

viernes, 7 de diciembre de 2007

Humo en los ojos...

Ayer tuve una de las tardes más placentera en días, meses...me sentía ligera y sin prisas. La zona uno fue el escenario de estas horas de gozo.

Mientras caminábamos un amigo mencionó que las zonas tenían un nombre poco agraciado. A nadie se le ocurrió algo más interesante que nombrarlas con números: uno, dos, tres. Los números, de cierta forma, nos hacen evocar las secciones de una prisión o de un pabellón psiquiátrico. Y tal vez así lo sea, posiblemente la ciudad sea por ratos una enorme prisión donde todos nos encontramos pagando algún tipo de “criemen” o recibiendo algún tipo de "castigo" o bien en ciertos días u horas las calles en las que transitamos se asemejen a los interminables pasillos de un manicomio. Automedicados con cualquier cosa hemos dejado de percatarnos o simplemente los electroshocks nos han hecho olvidarlo. Todos más de alguan vez nos hemos sentido prisioneros o recluídos sin embargo, ayer yo me sentía libre.

Fue un placer caminar entre los libros y ver un pocket kamasutra de referencia rápida junto a la náusea de de JP Sartré y el libro chispas poéticas para niños de un autor que no recuerdo. Y por su puesto quien puede resistirse al encanto de las vanidades, buen hogares o “selecciones” de los 80s. Después de husmear por las hileras de libros las manos quedan amarillentas por el polvo y mi nariz empieza resentirse. Mis ojos se abren veo el libro que he buscado desde hace mucho: El Anticuario de Sir Walter Scott, he querido reponerlo por que es el único que falta de la colección verde-ceniza que adorna una librera del salón; lo perdí hace años no sé ni en dónde pero cargo con esa culpa. Lo tomo y lo observo, una sonrisa se dibuja en mi rostro. Buscó a mis amigos los veo distraídos por allí en otros puestos. Lo vuelvo a dejar por algún motivo que aú no comprendo dejo pasar la oportunidad de completar la colección. Irremediablemente el hueco seguirá en la librera.

Sigo caminando, y me digo a mi misma qué lindo es voltear a ver y descubrir que a tu lado está alguien que realmente te agrada, con quien sientes ese ritmo inexplicable que hace que la vida sea una danza ligera y armoniosa. Sonríes ves el semáforo sin verlo, no importa si esta en verde o en rojo, cruzas con total seguridad las camionetas y demás autos tendrán que detenerse, hoy eres imparable, imperturbable, irreverentemente feliz.

Para rematar un brindis con café y un abrazo de esos bien puestos de los que te dejan hormigueo en el cuerpo...

El humo en los ojos ya no es una cortina… ves las posibilidades que la vida te ofrece y las tomas.



miércoles, 5 de diciembre de 2007

Bienvenido Rodrigo


El 30 de noviembre nació mi cuarto sobrino (3 hombres y una mujer). Cuando por fin se supo qué iba a ser mi hermano exclamó ¡Otro palomudo! Lo suyo es la agronomía no la poesía pero me pareció sublime su exclamación.
Mi primer sobrino vino hace 13 años este 10 de diciembre el segundo 12 en abril, la tercera 6 en octubre y esta nueva bendición apenas hace 5 días. No terminamos de maravillarnos, un lo ve de arriba a abajo, por delante y por atrás, a los lados desde cualquier ángulo y siempre nos parece bellísimo. Es curioso como cualquier cosa es una gracia inclusive que saque el aire por donde sea un chille como el solo. Aún el llanto es música y a uno no le queda otra que exclamar que lindo.
El nacimiento siempre es una promesa, es como si todos nos renováramos. Cada vez que puedo tomarlo en brazos y tenerlo cerca del pecho los latidos se sincronizan hasta contagiarme de su paz.