Esta es la tercera vez que trato de escribir este post y no sé por que razón se desaparece!!! Pero como soy necia corre y va de nuevo.
He intentado escribir que me encanta esta época a pesar que siempre estoy enferma, hace unos años estuve con un espasmo en la espalda que no me permitía moverme por su puesto luego me inyectaron y todo fue maravilloso, la pero tal vez fue cuando a los nueve tuve varicela y mientras todos jugaban yo permanecía aislada para no contagiar a nadie. Lo usual es que este con algún resabio de asma, bronquitis, infección en la garganta o alguna afección psicológica-emocional. Sin embargo me encanta.
Mi casa se viste de fiesta y religiosidad. La corona de adviento y las luces que marcan el camino, los villancicos cantados por judíos (vaya ironía), hacer en familia el nacimiento aunque todos seamos alérgicos al musgo y al aserrín, disfrutamos ir poniendo las piezas, hacer el lago, poner las montañitas etc. De la comida ni se habla cocinar de tooodo: tamales de maíz y arroz, paches, manzanilla en miel, turrones, galletas, ponche de frutas, blanco, en fin la cosa es comer y compartir. Así cuando nos visitan atiborramos a nuestros amigos y familiares mientras recordamos momentos de nuestra niñez o nos ponemos al día.
Los valientes, como yo los llamo, llevan pascuas a quienes ya no están con nosotros. Yo, una cobarde total y absoluta me quedo a la puerta del cementerio rezando y recordando sobre todo a mi papá a quien no dejo de pensar. Siento un pequeño vacío en el corazón y luego vuelve a llenarse de todo lo bueno y lo malo que vivimos juntos. Llego a casa y prendo una vela por él lo que me recuerda que la luz que irradió en mi vida.
En misa los sacerdotes se ponen más inspirados y transmiten la alegría de la preparación para el nacimiento de Jesús que para todo creyente marca la era de la caridad, el amor por el amor. Es el momento para recordar las virtudes básicas: fe, esperanza y caridad. Por ratos me parece como una droga colectiva que nos hace olvidar que alguien está titiritando del frío o que muchos no sonreirán como lo hacemos nosotros. Y seguramente hablo bien de la Navidad por que tengo techo, comida, amigos, amor... Por eso lo disfruto aún más porque soy de esas personas afortunadas en tener tanta calidez en mi vida y me siento profundamente agradecida y en la medida que puedo trato de expandirla a quienes tengo cerca.
Compartir el gozo, las sonrisas, la plata, la comida, el abrigo... todo lo que se pueda. Aprender a gozar de lo bueno y de lo malo. Porque no siempre son buenos los tiempos. Por esto estos días como un pequeño oasis, el nacimiento de una esperanza. Alguien me dijo hace poco que la religiosidad se basa en la insatisfecho terrenal, creemos que por lo menos en el más allá tendremos la vida que queremos, merecemos o esperamos. Sus palabras me repiquetean y por ratos siento que tiene razón. Sin embargo, yo siento que mi vida terrenal es buena pero que sin mi fe estaría perdida. La fe es tal vez algo que ya no funcione para muchos en esta época inclusive es algo cuestionable y hasta reprochable. Para mí es algo vital y arraigado.
No soy buena abrazando, mucho menos diciéndole a la gente que la quiero así que aprovecho amparada bajo el blog para desearles a todos muchas bendiciones, pequeños momentos de alegría y paz. Muchos libros, muchas lecturas, muchas palabras, mucha capacidad de soñar, sonreír y sobre todo sortear los próximos obstáculos de la mejor forma posible.
Gracias a todos por hacer mi vida más fácil, agradable, llevadera y más plena.
Noche de Paz, noche de amor Todos duermen en derredor entre los astros que esparcen su luz,bella anunciando al niñito Jesús.brilla la estrella de paz,brilla la estrella de paz