XII
La luz cambia
Ilumina, quema, crece
gradualmente
hasta detenerse.
Con la luz, se detienen
las ondas del mar
dejan de chocar entre sí
de desgastar la roca
y dejan de lavar mis restos
esparcidos por la arena
XIII
Testigos
perdidos en el horizonte
Ojos claros
completamente ausentes
Transparentes
de voraz fiereza
Suspendidos, desencajados, inertes
XIV
Se reanuda el movimiento
Las olas nos mecen
La mirada azul se aparta
De la que esta lejana
Titubeante
Andando con pasos lentos
XV
La calma nos conquista
No hay viento
La noche vacía,
La playa infinita
Y un cielo sin estrellas
Que nos devora.
XVI
En la perpetua noche
Un roer sordo e incesante
De extensión ilimitada
Crece en las entrañas
En tus entrañas
En mis entrañas
XVII
Sigo empotrada en la arena
Vencida por el dolor.
No vengas
No regreses
No regreses
XVIII
La nausea ha vuelto
Y las miradas están puestas en mi vientre
El oleaje crece, crece, crece
La madre mar bramará
Hasta que mis ojos se sequen
O se conviertan en sal.
XIX
La luz desciende
Mi cuerpo se ha hecho sombra
Y pronto ser hará oscuridad.
XX
Sus latidos no llegaron a penetrar
Mi Vientre sin perla
Completamente sola frente a la mar
Caminando de frente.
XXI
Silencio, muerte, silencio
Callo
Él calla
Recogemos el silencio con los ojos
XXII
Mi cuerpo
coral fundido con granos de sal y de arena
invadido por las olas
arrastrado hasta el azul profundo.
martes, 11 de diciembre de 2007
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario