domingo, 10 de enero de 2010

A 2100 metros


Con la cabeza totalmente despejada, mi corazón a ritmo, el aire frío alimentándome. Cómo se camina de bien en las calles empedradas de San Cristóbal. Parece que por fin el oxígeno corre alegre por mi cuerpo, se siente bien. Irremediablemente una sonrisa se asoma en mi rostro.

Dejo atrás el letargo...acá no hay pretextos y escribo:


I

El uso la mancilla
mis ojos deberían solamente contemplarla.

II
He dejado de ser el sueño que sueña
que sueña
ya no me aniquila despertar
estoy densamente viva
aunque mis ojos se cierren
o se abran lentamente

III

Un día de tantos
tú y yo seremos amantes
sin aristas afiladas o líneas sin cerrar
seremos perfectos
y nos desvaneceremos en un abrazo clandestino
la pantalla se iluminará
y al compás de la música de fondo
se verán unas enormes letras negras
que juntas dirán FIN

IV

La tristeza quedará abadonada
a la irresistible fuerza de la gravedad
y caerá
como semilla en trance
y germinará

V
Al final la memoria
será un ejercicio incógnito
la nostalgia será solamente
una costumbre en nuestros ojos.

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