Desde hace varios años (no diré cuántos tengo ahora) sufro mareos que generalmente terminan con una momentáneamente pérdida del conocimiento. Cuando vuelvo en mí es probable que esté en el piso, con las piernas para arriba y personas haciéndome preguntas. En algunos casos el malestar dura unas horas otras veces desaparecen casi instantántaneamente como si nasa hubiera sucedido.
A lo largo de los episodios he notado queno no importa la hora del día pero si la temperatura, mi estado anímico y la falta de comida. Este año el “asunto” se manifestó de forma más regular y siempre lo achaqué a un bajón de azúcar. Fui al endocrino del seguro médico. Un notable pero, de muy avanzada edad: 85 años. El endocrinólogo más longevo de Latinoamérica. Únicamente atendía a dos personas por día. Yo fui una de las afortunadas en las que utilizó su dafmoso diapasón. Para mi sorpresa estuve casi dos horas y media en su consultorio en una especie de confesión.
El doctor resultó ser el papá de un amigo y el director de La Liga del Corazón. La ciata era a las 5 así que me fui a mi oficina. En cuanto llegué me sentí fatal, mareadísima y sin aliento. Al verme así mi Life Coach me llevó casi del pelo a la Liga, el Dr en cuanto me vio me mandó al potro. Bueno realmente no era un potro sino una tabla donde me amarraron y pusieron censores para medir mi presión y ritmo cardiaco. Al cabo de un rato me dio el síncope, síndrome/soponcio y anexo.
Me dieron unas pastillitas mágicas que me mantendrán a tono, tengo que comer más sal, hidratarme todo el día y evitar cualquier situación extrema, calor, hambre, subir una montaña etc…Además de no manejar por unas cuantas semanas.
En fin si bien es cierto que este asunto limita, que es feo y da miedo sentirse tan aguado y vulnerable, es un gran alivio de saber que tengo. También es bueno entender por qué al subirme a una montaña rusa yo bajaba como muerta y por qué nunca destaqué en ningún deporte (jaja echémosle la culpa al síndrome).
Ya doné mis libros y algunos enceres por si acaso...
Gracias a toooodos y a tooodas por sus buenos desesos. Sigo vivita y coleando.