sábado, 26 de enero de 2008

Hasta pronto...

Hoy recibí la noticia de la muerte de Gaby y de inmediato recordé la última vez que habíamos hablado, lo habíamos hecho acerca de Chesterton, comentamos acerca de los libros del Padre Brown. Llegué a mi casa y corrí a buscarlos con el afán de leerlo, tratar de encontrar la escena que habíamos discutido y recrearla una y otra vez.

Hace más o menos tres años que la conocí, creo que más o menos en ese tiempo empezó su lucha. Una lucha que siempre la vi mantener con entereza, paz y sin lamentos. Gaby, personalmente me abrió el mundo hacia universos literarios que no conocía, también me enseñó de gentileza, de humildad y sobre todo de serenidad.

Leí una entrevista que le hicieron no sé hace cuanto y me llamó la atención la pregunta de su actual estado espiritual: TRANQUILA.

Gaby mil besos, abrazos, palabras, poemas, libros, bibliotecas,sonrisas para ti.


DESPEDIDA de JLB
....No habrá sino recuerdos. Oh tardes merecidas por la pena, noches esperanzadas de mirarte, campos de mi camino, firmamento que estoy viendo y perdiendo... Definitiva como un mármol entristecerá tu ausencia otras tardes

5 comentarios:

Duffboy dijo...

Esperemos que su partida haya sido como ella lo deseaba: en su cama y tranquila. Un abrazo para ella, uno que cruce los universos.

Rosa Chávez dijo...

Hola, buscando que leer a esta hora, encontrè tù blog y con él esta noticia que me deja un sentimiento extraño, Gabriela y la poesia, Gabriela y el jazz, Gaby gracias...

klavaza dijo...

Por ella conocí ciertos autores y libros, y otros que ya conocía les encontré nuevos caminos. Me va a hacer falta verla en la librería. Y también su saludo tan limpio. Yo también le dediqué algo de Borges en mi blog, es inevitable. Un abrazo para ti.

Chicaborges dijo...

Duff,Rosa,León seguro que a Gaby le llega nuestro buena vibra...así como nos queda la de ella...en este vasto universo.

Unknown dijo...

Dejé un comentario en tu nota en el blog de Sophos. Pero vuelvo a leer la noticia, y te juro que traigo a colación su cara, que nunca mostró dolor, ni desesperanza. Entonces uno piensa en esa valentía con que Gaby enfrentó su vida y su enfermedad. Y uno se la imagina entonces estando mucho mejor. Leyendo todo lo que siempre quiso.