lunes, 15 de junio de 2009

Ayer con Borges



El 14 de junio de 1986 murió Borges a la edad de 87 años. Uno o dos años había contraído por segunda vez matrimonio. Su viuda María Kodama lo acompañó durante muchos años en sus travesías literarias y geográficas. Él antes como ahora acompaña a muchos lectores.

Ayer estuve con él, con sus obras y con su voz. Sigue tan vivo como cuando caminaba por el centro de Buenos Aires o dictaba una conferencia en el extranjero o le dictaba a su madre un nuevo cuento.

La tarde se fue apagando mientras releía El golem, Límites y Urlica...en voz alta eran como oraciones universales.



Del Golem


En la hora de angustia y de luz vaga,
en su Golem los ojos detenía.
¿Quién nos dirá las cosas que sentíaDios,
al mirar a su rabino en Praga?


De Límites

De estas calles que ahondan el poniente,
una habrá (no sé cual) que he recorrido
ya por última vez, indiferente y sin adivinarlo,
sometido a Quien prefija omnipotentes normas
y una secreta y rígida medida a las sombras,
los sueños y las formas que destejen y tejen esta vida.

Si para todo hay término y hay tasa y última vez y nunca más y olvido ¿quién nos dirá de quién, en esta casa, sin saberlo, nos hemos despedido?
Tras el cristal ya gris la noche cesa y del alto de libro que una trunca sombra dilata por la vaga mesa, alguno habrá que no leeremos nunca.

Creo en el alba oír un atareado rumor de multitudes que se alejan; son los que me han querido y olvidado; espacio y tiempo y Borges ya me dejan...






De Ulrica

Fue entonces cuando la miré. Una línea de William Blake habla de muchachas de suave plata o furioso oro, pero en Ulrica estaban el oro y la suavidad. Era ligera y alta, de rasgos afilados y de ojos grises. Menos que su rostro me impresióno su aire de tranquilo misterio. Sonreía fácilmente y la sonrisa parecía alejarla. Vestía de negro, lo cual es raro en tierras del Norte, que tratan de alegrar con colores lo apagado del ámbito. Hablaba un inglés nítido y preciso y acentuaba levemente las erres. No soy observador; esas cosas las descrubrí poco a poco.

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